Capítulo III
No le había dicho nada a Laura sobre el repentino viaje de mis padres, ella estaba muy emocionada, no quería preocuparla. Casi se pone a llorar cuando se dio cuenta de que las puertas del auto no abrían, y empezó a dar saltitos cuando, sin poder contener la risa le aclaré que sólo tenía que quitarle el seguro. No quería ni imaginar cual sería su reacción cuando le contara que estaba sola en mi casa y que no tenía noticias del paradero de mis padres.